La salud laboral y el aumento salarial conforman un sistema indisoluble. La primera solamente será posible con salarios que permitan el desarrollo familiar y los aumentos salariales se logran con trabajadores productivos en un ambiente saludable.

El trabajo decente es prioridad para lograr el cuidado de la salud física y mental de trabajadores y trabajadoras como norte del sindicalismo moderno que transita un proceso de resiliencia pospandemia.

Todo está guardado en nuestra memoria, para nosotros, la celebración del 1º de mayo está cargada de significados múltiples. Recordamos a los Mártires de Chicago y también a los mártires de los muchos Chicagos replicados a lo largo del siglo XX y lo que va del siglo XXI.

Nuestra historia es de lucha y permanencia, es lo que nos marca y hace diferentes, por eso siempre recordamos los derechos conquistados y los ocasionalmente perdidos, la historia que tenemos como organización sindical y la del movimiento obrero internacional. Jamás olvidamos ni olvidaremos nuestra coyuntura nacional, regional, provincial o sectorial del pasado y del presente.

En el devenir sindical se renuevan las demandas y a la vez la población de trabajadores, también se recrean, pierden o transforman tradiciones de organización y de lucha. La memoria sobre el origen de esta celebración se reinventa en los nuevos actores, situaciones y conflictos. Y quedará guardada nuevamente.

Paritarias

En la mayoría de los casos, los dirigentes y trabajadores discutimos cómo proteger el poder de compra frente al crecimiento de los precios. Si bien se trata de una reivindicación justa, nunca hay que archivar el reclamo de los derechos laborales consagrados en la Constitución nacional, en los Convenios Colectivos y las leyes que la complementan.

Tampoco abandonar la discusión sobre la mejora en la distribución del ingreso para el conjunto de los trabajadores ya que, no se trata sólo de proteger el salario individual sino de la suma de todas las remuneraciones con forma salarial. También defender las condiciones de y en los puestos de trabajo.

 

Situación social en Argentina

La pandemia destrozó millones de puestos de trabajo en todo el mundo que regresan ahora en formas más precarias. Más del 82% de los trabajos recuperados en el segundo trimestre de este año en Argentina son informales, según el último informe de la OIT.

A ese panorama se suma que millones de argentinos, que no tienen un trabajo fijo, acudieron a políticas asistencialistas impulsadas por los diferentes Gobiernos. Actualmente más de siete millones de personas reciben una ayuda social del Estado para subsistir, según datos del INDEC

 

Los Desafíos sindicales

Los sindicatos enfrentamos los desafíos que trae la economía en un escenario propio de declive y en ese contexto, en clave de diálogo social, apuntalar un Plan para Generar Empleos Decentes.

El sindicalismo argentino es desde hace décadas de los más fuertes de la región. Mientras los afiliados a los gremios en el país rondan el 50%, esa cifra no supera el 20% en Brasil o Chile, ni alcanza el 10% en México, Colombia, Perú o Paraguay, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Pero esa fortaleza se ha visto afectada ante el aumento de la informalidad, que ha llevado a la mitad de los trabajadores a caer fuera del paraguas sindical. A ello se suma la economía del conocimiento con sus trabajos de plataformas y teletrabajo como una modalidad laboral que también precariza.

 

Distribución del Ingreso

Cuando hablamos de distribución del ingreso, básicamente hablamos del fino equilibrio que debe existir en una primera ronda o instancia que tiene por destinatarios a los trabajadores con sus salarios, a los empresarios con sus ganancias y al Estado que cobra impuestos y otros gravámenes.

Así puede concluirse que sostener la participación de los trabajadores y pelear por ampliarla, es una tarea que debe ser combinada con la relevante lucha por la obtención de un salario mínimo que cubra, una a una, el conjunto de las necesidades reconocidas en la Constitución nacional y cuide la salud de trabajadores y trabajadoras.

Fuente Primera Edicion