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Cambio climático, deforestación y lluvias extremas: qué hay detrás de las inundaciones que arrasaron el sur de Brasil

Cambio climático, deforestación y lluvias extremas: qué hay detrás de las inundaciones que arrasaron el sur de Brasil

Los ambientalistas están convencidos de que las gravísimas inundaciones que arrasaron el sur de Brasil no fueron provocadas solo por fenómenos naturales extremos. Creen que la mano del ser humano está detrás de esta tragedia que ya superó el centenar de muertos y dejó a decenas de miles de personas afectadas.

Las imágenes parecen sacadas de una película de ciencia ficción sobre desastres naturales. El agua puso de rodillas a vastas zonas de Río Grande do Sul, uno de los estados más ricos del país. Porto Alegre, su moderna capital, está inundada y las nubes avizoran más tormentas.

TN habló con cuatro reconocidos ambientalistas brasileños y uno peruano residente en San Pablo sobre las causas de esta tragedia. Todos coincidieron en que el cambio climático está detrás de este evento considerado el más extremo sufrido en la región y advirtieron que el fenómeno puede replicarse en la Argentina.

“No es un fenómeno natural”

El abogado ambientalista Antonio Soler, miembro del Consejo Nacional del Medio Ambiente y de la ONG Centro de Educación Ambiental (CEA) de la ciudad gaúcha de Pelotas, dijo que este no es un fenómeno natural.

“Es un fenómeno provocado. La sociedad quemó combustibles más allá de la capacidad de procesamiento del metabolismo del planeta. Así, los fenómenos naturales se potencian”, dijo.

Según el experto, Río Grande do Sul está entre los dos biomas más degradados del Brasil: la Mata Atlántica, de la que sobrevive solo el 10% de su cobertura original, y el de la Pampa, que incluye a parte de la Argentina y Uruguay, que perdió el 60%. Se trata de porcentajes que superan a los daños sufridos por el Amazonas.

“La gran razón de la degradación es el monocultivo (arroz, soja, árboles de eucalipto). Además, en los últimos años, en especial en el gobierno de Jair Bolsonaro, no se trabajó en prevención y se desmantelaron políticas a nivel federal y estatal (provincial) para enfrentar este tipo de situaciones”, advirtió.

Soler dijo que la tragedia era previsible. “Sabíamos que iba a ocurrir. Hace mucho que alertamos sobre eventos de este tipo y de esta dimensión, pero el negacionismo no tiene interés en actuar”.

 

“Estamos aprendiendo de la peor manera”

Demetrio Luis Guadagnin, investigador del departamento de Ecología de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, dijo que no solo la frecuencia, sino también la magnitud de los fenómenos meteorológicos extremos está aumentando en el planeta.

“Esto corrobora lo que fue previsto desde hace más de 40 años sobre los efectos del cambio climático”, afirmó.

“Junto a la inundación extrema, pasamos también por una sequía extrema que también afectó a Argentina y Uruguay y varios episodios de ciclones extratropicales”, indicó.

Para el ambientalista, las autoridades solo se preocupan con mantener los sistemas de protección contra este tipo de eventos. “Pero sus efectos fueron más graves”, dijo.

En lugar de ello, el país debe invertir “en la resiliencia de las ciudades y el área agropecuaria, para adaptarlos al cambio climático. Hay que pensar en una economía de estabilidad, usando el medio ambiente a nuestro favor en vez de luchar contra la naturaleza. Estamos aprendiendo de la peor manera”, apuntó.

 

“Los extremos son cada vez más extremos”

José Antonio Marengo Orsini, investigador sobre cambio climático del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden), dijo que el evento climático que azota el sur de Brasil está relacionado con el fenómeno El Niño, la humedad y el calor.

“En todo el mundo los extremos de lluvia están aumentando. En el sudeste de América del Sur. Uruguay y el norte de la Argentina, se observa una tendencia de aumentos extremos de lluvias, concentradas, como las que castiga a Río Grande do Sul”, explicó.

Para el experto, de nacionalidad peruana y que reside en San Pablo, estos aumentos extremos son explicados por el calentamiento global. “Científicamente, tiene que ver con el cambio climático, pero no podemos decir que ya entramos en un nuevo clima. Los extremos son cada vez más extremos”, alertó.

“Un evento potenciado por el cambio climático”

Ilan Zugman, director de la Ong 350, coincidió que “este fue un evento potencializado por el calentamiento global” y advirtió que la ciencia y El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) “vienen previendo lo que acaba de pasar”.

“Los fenómenos climáticos extremos van a ser cada vez más frecuentes y cada vez con mayor intensidad y con tempestades cada vez más fuertes. Y eso fue lo que pasó” en Río Grande do Sul, señaló.

Para el especialista, “es absurdo que las autoridades hablen de que fue algo imprevisto. Precisamos más acciones que contribuyan a adaptar a las ciudades a este tipo de eventos para que las muertes y pérdidas sean menores”.

En ese sentido, dijo que “no basta con solo adaptar. Necesitamos medidas para resolver la crisis climática, evitar la deforestación y la quema de combustibles fósiles. Hay que dejar de quemar gas, petróleo y carbón, dejar de deforestar y crear áreas de forestación. Entonces los impactos climáticos extremos van a empezar a disminuir”, explicó.

“Repensar las formas de ocupación del territorio”

Rubens Born, abogado ambientalista de la Fundación Esquel y del Comité Gestor del Movimiento Escazú Brasil, dijo que “la calamidad que enfrenta el sur de Brasil es el resultado de situaciones meteorológicas no normales”.

“Desde hace muchos años, los especialistas indican que hay una tendencia a un aumento de la incidencia de eventos climáticos extremos. Y ya había un señalamiento de que no solo Brasil, sino también el norte de Uruguay y la Argentina, podrían sufrir una concentración de períodos de intensidad de lluvias”, sostuvo.

Born dijo que las estructuras físicas de las ciudades fueron construidas en una época cuando no se tenía noción del cambio climático o directamente las alertas fueron ignoradas. “Hubo una demora en sumar los nuevos escenarios de cambio climático en la gestión de las políticas públicas”, enfatizó.

Según el ambientalista, “no se consideraron riesgos de eventos climáticos extremos en función del calentamiento global. No tienen prioridad las políticas de adaptación de las ciudades o medidas de mitigación de quema de combustibles”, prosiguió.

En ese punto, apuntó que “paradójicamente Brasil quiere seguir con la expansión del uso de combustibles fósiles como el gas y el petróleo. Necesitamos acelerar la transición energética y repensar las formas de ocupación de territorio en ciudades y el campo”, concluyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: TN.