Citricultores misioneros enfrentan un complejo panorama por las escasas ventas, costos elevados, trabas a la exportación, sobreproducción de la competencia entrerriana, presión impositiva y falta de mano de obra para la cosecha, según destacaron entre los motivos que llevan a prácticamente una “extinción” de la actividad en la provincia.
Al respecto, Ricardo Ranger, productor citrícola de la zona norte, indicó: “En lo que hacemos nosotros, fruta fresca para el mercado como el limón, mandarina y naranja, estamos muy mal. Estamos sobreviviendo”.
Consultado sobre los motivos que empujan hacia la crítica situación, planteó que “los costos son muy altos y los precios no son buenos”.
“Tenemos costos muy altos y eso hace que la citricultura esté en extinción. La excepción es un poco el pomelo para fábrica, pero el resto está en extinción”, aseguró y añadió que están quedando “muy pocos de los que hacemos cítricos de verdad, porque por ahí hay colonos que tienen dos hectáreas. Pero los que únicamente hacemos cítricos somos pocos, estamos muy mal y sobreviviendo”.
Sobre la distribución de la producción en el mercado dijo que “los productos se venden en la zona, como Iguazú, Eldorado o Puerto Rico, en la provincia dentro del mercado local. Ya no van más nuestras frutas a Entre Ríos”.
Al mismo tiempo recordó que “la gente no tiene dinero, hay muy poco consumo porque a la gente no le alcanza para vivir. Priorizan otras cosas y dejan la compra de fruta por último”.
Mientras que el productor del sector Jorge Krausemann, al ser consultado por PRIMERA EDICIÓN, comentó sobre la situación actual en la actividad que “todo lo que es limón es un desastre, no vale nada. Casi no se exporta, hay complicaciones en la exportación de frutas frescas”.
“Está quedando mucha en planta en Entre Ríos, lo mismo está pasando con la mandarina y va a pasar con las naranjas”, adelantó y añadió: “Las industrias están abarrotadas de jugos en los depósitos y cámaras. La situación es muy complicada. Lo único que se viene trabajando un poco en nuestra zona es el pomelo”.
Ante esto, entre los efectos adversos “no podemos vender, va a quedar mucha fruta en la planta, directamente no se va a cosechar. Al casi no haber exportación presiona el mercado interno que es muy reducido”, describió y amplió: “A Rusia y Ucrania iba mucho limón argentino y ahora no se puede exportar hacia allá por la guerra”.
Además, Krausemann señaló que “lo que ocurre ahora es que la gente abandona la actividad y se inclinan por la yerba u otro cultivo anual. Ahora en Montecarlo se cultiva bastante mandioca y maíz. Se buscan otras alternativas de producción”.
Diferencia con Entre Ríos
Por otro lado, sobre las complicaciones que enfrentan los productores, Ranger advirtió que “está entrando (a Misiones) mucha fruta de Entre Ríos que viene muy barata, nosotros no podemos competir contra eso”.
En relación a la diferencia entre los cítricos que se producen en Misiones y la competencia de la producción entrerriana, consideró que “nuestra fruta es más rica en cuanto al gusto, pero la fruta de Entre Ríos tiene mucha pinta en la cáscara porque es de otro clima”.
“Por nuestro clima subtropical la fruta no tiene tanto color como la entrerriana. El problema es que vienen en grandes cantidades y no se puede competir”, aseveró.
Poca ayuda del Gobierno
En relación a la ayuda del Gobierno para el sector citrícola, Ranger planteó que “tenemos muchas ventajas para hacer citricultura pero las condiciones son totalmente adversas para producir. Porque para traer un producto que se necesita como insumo, hay que pagar renta antes que entre a la provincia. El Estado no brinda ayuda en nada”.
Sobre el trabajo conjunto que es necesario llevar adelante con el Ministerio del Agro de Misiones, sostuvo que “no tenemos ningún tipo de contacto, nadie atiende el teléfono. Con Sebastián (Oriozabala, exministro de la cartera provincial) teníamos buen diálogo, pero al que está ahora (por Facundo López Sartori) ni lo conozco”.
Planes sociales sin trabajo
Ranger también hizo hincapié en la creciente polémica que se desató a nivel nacional por la distribución de los planes sociales.
“El problema más grave es que no hay gente para trabajar, y por eso no se plantan más cítricos. No sirve de nada, porque al momento de querer cosechar no se consigue personal para trabajar”, contó y agregó: “Esta situación está peor que el año pasado. Yo abandoné el limón, son 80 hectáreas que no me sirve cuidar porque después no se consigue gente para trabajar. Esto es culpa de los planes (sociales), la gente no tiene ganas ni necesidades de trabajar. Son conformistas”.
Sobre la posibilidad de que los municipios manejen la distribución de los planes se expresó “totalmente en desacuerdo, porque es exactamente lo mismo, eso pasa a ser clientelismo político”.
“El país en estas condiciones es inviable. Es una cosa de todos los gobiernos. Cada gobierno fue metiendo cada vez más gente en los planes. En la época de Macri se nos fueron muchos cosecheros a los sistemas de los planes”, opinó y manifestó: “Estoy de acuerdo con que se ayude a la persona que lo necesita, aquella persona que tiene un problema físico o psicológico, pero para aquel que está sano para trabajar hay que buscar la forma de que trabaje”.
“El que recibe un plan tiene que tener una contraprestación, trabajar, pero en la actividad privada, no en el Estado pintando caminos, calles o limpiando veredas. Eso no es producción, es servicio”, completó.
Entre Ríos, líder nacional
En Entre Ríos existen alrededor de 1.900 productores citrícolas que cultivan unas 36.387 hectáreas, y comercializan anualmente cerca de 740.000 toneladas. La producción citrícola es considerada el principal motor económico del noreste entrerriano y, según fuentes oficiales, genera más de 25.000 empleos directos.
A pesar de ser el líder nacional, ha tenido una disminución en su producción.
Según estimaciones de INTA Concordia, durante el 2020 la producción de Entre Ríos tuvo una reducción promedio del 22% si se la compara con la temporada 2019. Las naranjas sufrieron el mayor impacto: se pasó de cosechar 378.315 toneladas en 2019, a 302.652 toneladas el año pasado. En el caso de las mandarinas la caída fue menor, en 2019 se obtuvieron 161.629 y en 2020 el total fue de 113.140 toneladas.
Fuente Primera Edicion