En el imponente escenario de las Cataratas del Iguazú, una planta única lucha por su supervivencia. Se trata del Paspalum lilloi, un pasto que crece exclusivamente en las rocas bañadas por los saltos de agua de este icónico parque nacional. Esta especie endémica, en peligro crítico de extinción, ha sido declarada Monumento Natural por la provincia de Misiones, marcando un hito en la conservación
Paspalum lilloi solo se encuentra en las piedras y acantilados de las Cataratas del Iguazú, un entorno de fuertes corrientes de agua y pendientes pronunciadas. Con un área de distribución extremadamente reducida de aproximadamente 8 kilómetros cuadrados, la planta enfrenta una amenaza constante debido a las fluctuaciones en los niveles de agua y otros cambios ambientales provocados por la actividad humana.
La declaración de Paspalum lilloi como Monumento Natural no habría sido posible sin el esfuerzo conjunto de científicos, universidades y el gobierno de Misiones. Investigadores de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), y la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), junto con el CONICET, han trabajado durante años para estudiar y preservar esta especie.
Ana Honfi, docente de la UNaM e investigadora del CONICET, destacó la importancia de esta designación, que no solo protege a la especie, sino que también promueve la conservación de su hábitat natural, los saltos del Iguazú. También subrayó que uno de los principales beneficios de esta distinción es la posibilidad de controlar las fluctuaciones hídricas generadas por represas aguas arriba, como la de Itaipú, que ya han causado la pérdida de otras cataratas donde P. lilloi crecía.
Proteger a Paspalum lilloi no es tarea fácil. La planta crece en lugares inaccesibles, en las propias cascadas, lo que hace que su recolección y estudio sean extremadamente complejos. Gabriel Rua, docente de la FAUBA y colaborador en estos esfuerzos, describe el desafío de trabajar con esta especie, que ha sido cultivada en Buenos Aires durante 30 años sin que florezca.
Solo en Corrientes, donde se recrearon las condiciones de su hábitat natural con una cascada artificial, la planta logró florecer. La distinción de P. lilloi como Monumento Natural es un reconocimiento a su singularidad y a los desafíos que plantea su preservación. Sin embargo, también pone de relieve la falta de visibilidad que tienen muchas plantas en comparación con los animales, y la necesidad de un enfoque más integral en la conservación de la biodiversidad.
La declaración de Paspalum lilloi como Monumento Natural en Misiones es un ejemplo de cómo las leyes pueden desempeñar un papel crucial en la conservación. Esta categoría de protección, que también se aplica a especies como el yaguareté y la ballena franca austral a nivel nacional, otorga un estatus especial a aquellas especies, áreas u objetos de valor estético, histórico o científico. Misiones se ha destacado en este aspecto, con varias especies vegetales ya declaradas Monumento Natural, incluyendo el Pino Paraná y el Palo Rosa.
Fuente MOL