Triple opresión y dualidad son conceptos que se repiten en sus discursos. Son caciques y guardianas de los recursos naturales. Buscan recuperar la creencia en la espiritualidad

Las mujeres indígenas tienen un rol colectivo y comunitario integral como cuidadoras de los recursos naturales y guardianas del conocimiento, la defensa de las tierras y la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas en todo el mundo.

Los conocimientos en los pueblos son transmitidos por las mujeres mayores quienes son consideradas sabias dentro de las comunidades. Estas mujeres manejan conocimientos en medicina, agricultura, cosmovisión indígena, espiritualidad, alimentos y tienen un rol muy importante para la transmisión del conocimiento cuando se trata de la formación de lideresas. Son ellas las que formarán y guiarán a las más jóvenes, no sólo ayudándolas en el fortalecimiento de sus raíces, sino asegurándose de que éstas las transmitan de generación en generación.

En el marco del 15º Encuentro de Pueblos Originarios que se desarrolla en Posadas, El Territorio dialogó con varias mujeres indígenas que transmitieron sus avances y lucha por su lugar dentro de las comunidades.

Liliana es de la comunidad rankülche Pillan Pullu We de La Pampa contó cómo las mujeres indígenas fueron adquiriendo derechos. “Actualmente  tenemos una lonko -significa cacique- que es Ayelén Morales. Ella es una mujer joven que recuperó nuestras raíces y es la que conformó. Ya tenemos personería jurídica, somos una comunidad urbana donde hemos tratado de rescatar toda nuestra ancestralidad a través de la cerámica, el tejido, las pinturas, la orfebrería y la madera”, sostuvo.

Asimismo, dijo que actualmente la lucha que llevan adelante refiere a la recuperación de territorios y que se respeten sus costumbres. Según relató, su abuela fue desplazada hace varios años, por eso luchan para que esas tierras puedan ser restituidas.

La pulsera de pezuña sirve para realizar sonidos durante las ceremonias.

Desde hace tiempo las mujeres rankülches tienen un rol protagonista no sólo por la territorialidad, sino para recuperar costumbres, lengua materna y derechos laborales.

La triple opresión

Las mujeres indígenas son víctimas de una situación de dominación y opresión no sólo por una cuestión de género, sino también de clase (son pobres) y etnia (pertenecen a pueblos originarios). Estas situaciones conforman la triple opresión.

“Tenemos también un rol protagonista en el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades. El año pasado participamos activamente con la lonko de la comunidad y nosotros apostamos a la dualidad. Esto significa que el hombre no es más que la mujer ni viceversa y permite que si no está el varón una mujer puede ser lonko tranquilamente”, explicó la rankülche.

Según explicó, los pueblos que se desplazaron a zonas urbanas y son empleados públicos o trabajan en relación de dependencia se rigen por el calendario nacional, que a su vez es cristiano. No tienen una ley provincial que respalde sus días festivos y celebraciones como el año nuevo.

“Muchos de nosotros somos trabajadores del estado y no podemos tomarnos esos días de licencia porque no están discriminados en el calendario y nos descuentan. El cambio de solsticio en junio, que es a partir del 20 hasta el 25 de junio es nuestro año nuevo”, mencionó Liliana.

Cultura

Los rankülches no tienen religión o no creen en un dios. Tratan de volver a sus creencias basadas en la espiritualidad y limpiar sus mentes de la contaminada ideología impuesta por los colonizadores. “De la tierra somos y a ella volveremos”, en eso se basa su espiritualidad, en rituales y ofrendas a la tierra.

“No todas las comunidades están en ese proceso, no es tan sencillo. Pero nosotros intentamos recuperar nuestras ceremonias, recuperando nuestras raíces ancestrales”.

En La Pampa las mujeres pueden ser caciques en sus comunidades.

En lo que refiere a trabajos tradicionales en La Pampa, hay comunidades que se dedican al hilado y al tejido, los que tienen territorio se dedican al criado de animales, a la recuperación de la lana y todo lo que sería cerámica.

“El trabajo manual lleva mucho tiempo y la verdad que no es remunerado. Un poncho para tejer te lleva mucho tiempo. Un vestido nuestro lleva mucho tiempo hacerlo. Y por ahí no se le da el valor agregado del tiempo que uno le dedica desde que vas a buscar la arcilla al lugar, armás el jarro o la olla y la cocinás. Nosotros tenemos alonko que es la cocina ancestral”, detalló la rankülche Liliana.

La situación económica y política que atraviesan todos los habitantes hace que algunas labores no puedan insertarse en el mercado debido al poco margen de ganancia. En Santa Rosa se realizan ferias cada año y allí los artesanos pueden participar.

En sintonía, las comunidades de La Pampa han avanzado en la recuperación de tierras, si bien aún falta que el estado devuelva territorio, la situación tiene mejoras en comparación a otras provincias. La misma lucha que impulsó la donación o devolución de tierras por parte de La Pampa es la que de a poco están llevando adelante para recuperar escuelas rurales y bilingües.

“Se recuperaron dos colegios para que las infancias tengan acceso a la recuperación de la lengua, que esa es nuestra semilla y vamos avanzando en pequeños derechos. La ley 26.160 con el decreto que la reglamenta, nosotros hemos sido incansables precursores para que se haga un relevamiento del territorio donde habitan nuestros hermanos y hermanas y que se nos de la titularidad. Hemos avanzado y seguimos en lucha”, concluyó Liliana.

Varias de las mujeres originarias presentes en el encuentro, repitieron y reivindicaron el rol para conquistar derechos. “Somos pueblos preexistentes a este estado y han querido eliminarnos y hemos resistido por 500 años y seguiremos resistiendo 500 años más”, resonaban en sus discursos.

Entre las distinguidas vestimentas que utilizan se encuentran vestidos negros, coronas colgantes de alpaca o plata que sirven para proteger la cabeza de malos pensamientos, collares que la identifican según su status en la sociedad y una pulsera con pezuñas que se utiliza para hacer sonidos en ceremonias. Este último ornamento, cumple la función de aplauso, práctica que -según ellos- no condice con su espiritualidad y se impuso en la colonización.

Mujeres originarias de Neuquén

Por su parte, Kajfv Nawel vino desde Neuquén para debatir sobre tres derechos fundamentales que es tener un territorio,  poder desarrollarse como pueblo y tener  la autonomía que buscan y persiguen. “En primer lugar hoy con el reglamento territorial de la ley 26.160 después de quince años de proclamada la emergencia territorial todavía no está seguro en los territorios comunitarios”

En la misma línea, Nawel repudió la promesa de eliminación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai) por parte del candidato a presidente Javier Milei. La Confederación Mapuche se divide en seis zonas. Cada una de esas zonas tiene su plan de vida particular, porque cada territorio tiene su identidad.

“Cada zona tiene su problemática, las petroleras, el gas, Vaca Muerta, que hoy es el centro de la discusión del país. El consentimiento libre y previo informado que deben tener los pueblos originarios. Después Villa La Angostura está y la ruta 40 que es uno de los más codiciados por la inmobiliaria, sobre todo empresarios privados y hoy también está atentado por la circunvalación que se está haciendo y  quieren pasar por la comunidad”, dijo la vocera del grupo.

Igualmente, la violencia hacia las mujeres indígenas es uno de los temas a tratar. Según comentaron es una cuestión naturalizada en las comunidades, sobre todo en las más rurales. Asimismo, otra problemática que atraviesa a toda la población es la del cambio climático. Está previsto que al concluir las jornadas, elaboren un documento que plasme un acuerdo sobre cómo abordar cada una de las discusiones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Territorio