Cada 29 de junio, el Día del Camarógrafo Argentino hace honor al camarógrafo y periodista argentino Leonardo Henrichsen, quien falleció mientras realizaba una cobertura del “Tanquetazo”, un motín militar que se realizó en 1973 en Santiago del Chile. Esta fecha busca recordar a todos aquellos trabajadores que son claves para que un hecho pueda ser comunicado y perdure en la historia.

 

El “Sueco”, apodo afectivo que se ganó entre sus conocidos, es recordado como «un cazador nato que buscaba, sin medir riesgos ‘la’ imagen que el público espera de un suceso trascendente».

En 1989, el Congreso de la Nación Argentina estableció el 29 de junio como el «Día Nacional del Camarógrafo Argentino», bajo la Ley número 23.689 en memoria de Henrichsen.

Leonardo Henrichsen, desde muy joven, se relacionó con una cámara cinematográfica a través de vínculos familiares, fue aprendiz en Sucesos Argentinos, el primer noticiero cinematográfico argentino y tuvo como mentor al fotoperiodista Tadeo Bortnowski, quien fue corresponsal de guerra durante la II Guerra Mundial.

Es así que, ya con muchísimas herramientas fue contratado por la televisora pública Canal 7, donde se transformó en un camarógrafo de noticias conocido a nivel internacional y tras haber tenido una cobertura destacada en 1969 sobre el “Cordobazo”, llamó la atención de la SVT, televisora pública sueca, que lo contrató ese mismo año.

Así, Henrichsen fue el Corresponsal Exclusivo de la Televisión Nacional de Suecia, para todo el Hemisferio, junto al reconocido cronista sueco, Jan Sandquist.

Cubrió 21 golpes de Estado y acontecimientos clave del continente, como los últimos dos meses de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, la muerte de Robert Kennedy, o los célebres secuestros del empresario Oberdan Sallustro, en Argentina, y de los embajadores de las repúblicas de Alemania y Suiza, en Brasil y Guatemala.

¿Qué ocurrió el 29 de junio de 1973?

Henrichsen había sido enviado a la capital Chilena tras haber cubierto catorce violentos golpes de Estado para el programa de SVT Rapport, y fue designado a la sede de la televisora en Santiago de Chile, para cubrir los hechos ocurridos en ese país bajo la presidencia de Salvador Allende. Ese 29 de junio de 1973, Henrichsen se encontraba en el Hotel Crillón con su colega Jan Sandquist, planeando la entrevista que realizarían al senador Volodia Teitelboim ese día, cuando escucharon los primeros disparos de la sublevación militar liderada por el teniente coronel Roberto Souper, que sería llamada el “Tanquetazo”.

Henrichsen y Sandquist decidieron salir a filmar los acontecimientos en el centro de Santiago. Mientras grababa imágenes de una patrulla militar en una esquina, a una cuadra del Palacio de La Moneda, Henrichsen fue asesinado a los 33 años por uno de los uniformados, el cabo Héctor Hernán Bustamante Gómez.

Su muerte fue lo último que registró con su cámara donde se ve claramente cuando le apuntan, le disparan, sigue filmando hasta que el dispositivo tambalea y cae. Y una vez desechada por los militares a la alcantarilla, hubo testigos de pisos superiores de edificios circundantes que recuperaron la filmadora como un tesoro preciado.

Las imágenes fueron reveladas en un laboratorio argentino y dadas a conocer en Chile casi un mes más tarde, provocando un profundo impacto en el país y en el mundo entero.