El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibe este martes en Brasilia a sus pares suramericanos para un “retiro” con miras a recomponer el diálogo y la integración regional, paralizada tras casi una década de desavenencias.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibe este martes en Brasilia a sus pares suramericanos para un ”retiro” con miras a recomponer el diálogo y la integración regional, paralizada tras casi una década de desavenencias.

Desde que volvió al poder en enero, Lula ha intentado devolver el protagonismo de Brasil en la escena internacional y ahora pretende relanzar la cooperación en Sudamérica a través de una nueva versión de Unasur, de la que solo quedan siete de los 12 miembros fundadores.

Once mandatarios –Perú estará representado por el jefe de gabinete, Alberto Otárola– se reunirán a puerta cerrada en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, en lo que el presidente izquierdista definió como un “retiro” para hablar de forma distendida y con franqueza.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el uruguayo Luis Lacalle Pou y el paraguayo Mario Abdo Benítez fueron de los primeros en llegar a Itamaraty, poco después de las 09:00 locales.

El ecuatoriano Guillermo Lasso también arribó temprano, aunque evitó subir por las escaleras como los demás tras haber pasado por una operación de próstata la semana pasada.

Más tarde llegaron el argentino Alberto Fernández, el chileno Gabriel Boric, el colombiano Gustavo Petro y el boliviano Luis Arce.

Los mandatarios mantendrán dos sesiones: primero, con pronunciamientos individuales, y luego para un debate informal, seguido de una cena en la Alvorada, residencia oficial del mandatario brasileño.

Sin agenda preestablecida, se espera que los dirigentes dialoguen sobre un nuevo mecanismo regional de integración. Los gobiernos aún no anunciaron si habrá una declaración final con una posición común.

“La idea central es que necesitamos formar un bloque para trabajar juntos” pues “tenemos más o menos los mismos problemas”, dijo el lunes Lula en rueda de prensa junto a Maduro.

El mandatario dijo que los líderes suramericanos abordarán también su cooperación en energía y lucha contra el crimen transnacional.

“Aunque es poco probable que surjan visiones innovadoras sobre el futuro de América del Sur o anuncios para promover la integración regional, tan solo un diálogo básico entre los jefes de Estado es un progreso genuino”, escribió Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales en la Fundación Getulio Vargas, en Americas Quarterly.

Según adelantó O Globo, en su discurso inaugural, Lula lanzará una advertencia sobre lo que el gobierno brasileño considera un desafío común a todos los países de la región: los frecuentes ataques a las instituciones democráticas por parte de grupos extremistas, que utilizan las plataformas digitales para difundir el odio. La información fue confirmada por una fuente gubernamental, que sigue de cerca la organización de la reunión.

Lula no mencionará grupos específicos de la extrema derecha sudamericana, pero, según la misma fuente, la referencia es aplicable a líderes en ascenso, como el candidato a la Presidencia de Argentina, Javier Milei, que ocupa el primer lugar como candidato individual en varias encuestas de opinión.

“El regreso de Maduro”

El mandatario venezolano visita Brasil por primera vez en ocho años, luego de haber sido vetado por el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), en medio de la política de aislamiento internacional liderada por Washington al cuestionar la legitimidad de la reelección de Maduro en 2018.

La aplicación de sanciones contra el país petrolero y las continuas denuncias de violaciones de derechos humanos erosionaron también las relaciones de Caracas con sus vecinos.

“Es el inicio del regreso de Maduro” al plano regional, y el encuentro con los demás líderes será “la vuelta de la integración de América del Sur”, dijo el lunes Lula, definiendo el momento como “histórico”.

Maduro dijo que llevará a la reunión su pedido de que se “solicite al gobierno de Estados Unidos el levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela”.

Integración “diferente”

Un encuentro entre los líderes sudamericanos no ocurría desde 2014 en Quito, durante la cumbre de Unasur.

Creada en 2008 por Lula (2003-2010) y el venezolano Hugo Chávez para contrarrestar la influencia norteamericana en la región, la Unión de Naciones Sudamericanas fue criticada durante años por algunos por tener un sesgo izquierdista.

Y luego de triunfos conservadores en las urnas, inestabilidades políticas internas y las desavenencias entre países por la crisis venezolana, el bloque quedó prácticamente paralizado, sin presupuesto y sin sede.

Actualmente solo siguen en Unasur Bolivia, Guyana, Surinam, Venezuela y Perú –que nunca lo abandonaron–, además de Brasil y Argentina, que regresaron este año.

Un nuevo mecanismo de integración “puede funcionar de manera diferente”, dijo Lula.

Pero sin discusiones técnicas previas entre los países, el encuentro será ”meramente simbólico”, afirma Eduardo Mello, internacionalista de la Fundación Getulio Vargas. “Hay problemas estructurales, la región pasa por crisis políticas y económicas desde hace más de una década, y los principales proyectos de desarrollo económico suramericanos fracasaron”, explicó.

“Son factores estructurales que no se resuelven con voluntad, conversando”, agregó el experto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: La Nación